Historia y Lugares de interés
HISN BALAGHÍ - BALAGUER: DE LA MADINA A LA CIUDAD
Madina Balaghí fue el nombre con el que se conocía Balaguer durante los siglos IX, X y XI cuando la ciudad formó parte de al-Andaluz, el gran país que, a partir del siglo VIII, se configuró a raíz de la conquista de Hispania por parte de un ejército árabe y que se convirtió en la primera potencia económica, cultural y política de Occidente.
La exposición “Hisn Balaghí-Balaguer: de la madina a la ciudad” descubre la huella dejada por las comunidades que convivieron en la madina Balaghí, nos adentra en su territorio y nos presenta a los hombres y mujeres que se pasearon por sus calles, hicieron negocios en los baños, sembraron trigo en el secano y plantaron berenjenas, sandías y espinacas en la huerta y rezaron en las mezquitas, las iglesias y las sinagogas.
AL-ANDALUZ Y EL CONDADO DE URGELL
En 711 un ejército árabe enviado por el gobernador del norte de África cruzó el estrato de Gibraltar e inició la conquista de Hispania, una conquista que fue rápida y donde los pactos y las capitulaciones fueron la tónica general.
La población indígena de nuestras tierras debía estar agrupada en poblados similares al de Palous, en Camarasa, o al del Bovalar, en Serós, con una economía fundamentada en la agricultura y, especialmente, en la ganadería.
MADINA BALAGHÍ
El núcleo originario de madina Balaghí fue en el barrio del Pla de Almatà en el siglo VIII, si bien la ciudad creció de forma considerable durante el siglo XI. Cementerios, zonas residenciales, mezquitas, baños, fondas, zonas industriales, zocos... y la explotación de la huerta y de los molinos hidráulicos, harineros o traperos, situados en las acequias o en el río Sió, y del oro del río Segre, ejemplifican en madina Balaghí el ideal de la ciudad islámica.
Actualmente, el yacimiento arqueológico del Pla d'Almatà es el yacimiento de época andalusí más importante de Cataluña y uno de los referentes de la península para esta época.
Con la conquista de Hispania se configuró un nuevo país, al-Andaluz, con capital en Córdoba y dependiendo del califa de Damasco, un complejo mosaico étnico en el que convivieron diversas culturas: las tribus árabes y bereberes que se establecieron en las nuevas tierras conquistadas; los hispano-romanos y visigodos que se mantuvieron fieles al cristianismo, conocidos como mozárabes ; los judíos; y los conversos en el Islam, los muladís . Y es que la llegada de estas gentes supuso también la llegada de una nueva religión, el Islam, que comportaba una nueva forma de adoración, una nueva forma de vivir y una nueva mentalidad.
Los recién llegados, expertos agricultores, mejoraron el sistema de riegos y pusieron en explotación grandes zonas en las que introdujeron importantes innovaciones en el campo de la irrigación. Introdujeron nuevos cultivos de cereales, frutales y verduras. Pero, sobre todo, el concepto musulmán de comunidad favoreció a una civilización marcadamente urbana, factor que se tradujo en una notable actividad mercantil. En los zocos de las ciudades andalusíes se podían encontrar productos hasta entonces desconocidos como el marfil, el mercurio, el incienso, el alcanfor, el sándalo, la mirra, el clavo, la pimienta... ya las madinas llegaron las últimas innovaciones y técnicas como el papel, el libro, la cerámica vidriada, la brújula, la pólvora, la seda, el algodón...
HISN BALAGHÍ - EL CASTILLO FORMOSO
Conocemos la fecha y el motivo de la fundación del castillo de Balaguer gracias a una fuente árabe que explica cómo, en el año 284 del Hégira (897), el señor de la Frontera Superior Lubb b. Ahmad al Qasi atacó el castillo de Aura en la demarcación de Barcelona y después de haber matado al conde que vivía, Anqadid ibn al-Mundir (Guifré el Pilós), comenzó la construcción del hisn Balaghí en los distritos de la lejana Lleida . La construcción del castillo responde, por tanto, a una intención de fortificar la frontera ya ser un lugar puramente defensivo y estratégico.
Esta fortificación defensiva, a mediados del siglo XI, en época de las taifas, se convirtió en residencia señorial. La suda - el palacio - se convirtió en la manifestación de la autoridad y en torno a ella se originó un centro dedicado a la literatura, la música y las artes decorativas. Un taller vinculado a la corte de Córdoba ejecutó el encargo de decorar el palacio con paneles de yeso de un delicadeza exquisita: elementos vegetales, zoomorfas y epigráficos se entrelazan en un entramado de arcuaciones polilobuladas que conservan restos de la pintura original hecha a base de azul de lapislázuli de Afganistán y rojo de cinabrio, entre otros.
Después de la conquista feudal de la ciudad en 1105, el palacio pasó a ser propiedad de los condes de Urgell que reorganizaron y repoblaron el territorio. El matrimonio entre Teresa de Entença y el infante Alfonso -el futuro rey Alfonso el Benigno- en 1314 supuso la entrada del casal de Barcelona al frente del condado de Urgell y la elección del castillo como residencia permanente de los condes. Los condes aprovecharon la estructura básica del palacio andalusí y lo reformaron y adaptaron a las nuevas exigencias de la corte condal. Algunas de las reformas más importantes se produjeron durante el siglo XIV, como la proyección de los jardines decorados con canales de agua hechos con alicatados y azulejos azules de Manises-Paterna.
La revuelta del último conde de Urgell, Jaime II el Desdichado, contra el rey Fernando de Antequera supuso la destrucción total del castillo y el fin del condado en 1413.
LA CIUDAD DE BALAGUER
La conquista de la madina Balaghí por parte del conde de Urgell en 1105 fue violenta y supuso la ruina y la emigración de la población andalusí, y las diferentes revueltas nobiliarias en las que estuvo involucrado el condado de Urgell durante el siglo XIII tampoco debían ayudar demasiado a la consolidación social y urbana. La ciudad no se recuperó hasta inicios del siglo XIV, con la entrada del casal de Barcelona en el frente del condado de Urgell, cuando se llevó a cabo un gran impulso en la construcción de obras públicas como la iglesia de santa María, el puente y el portal de san Miguel, el monasterio de san Domingo... que embellecieron la ciudad y que han dibujado la fisonomía que ha llegado hasta nuestros días.
El Espacio de los judíos
La presencia de judíos en Balaguer la conocemos desde finales del siglo XI, cuando fueron repartidas entre los conquistadores de la ciudad las posesiones de Juceff Caballero. Con la repoblación feudal los judíos se establecieron de nuevo en la ciudad donde vivieron en paz hasta el siglo XIV, cuando se les obligó a trasladarse a un nuevo barrio apartado: la judería. Isaac Dioslosalv, Salom Abraham, Phaïm de Fochalquier, Vidal Solomón o Juceff Sanoga fueron miembros destacados de la aljama judía balaguerina de ese momento. Posiblemente la protección de los condes de Urgell, residentes en la ciudad, evitó los asaltos a las juderías que tuvieron lugar en otros lugares cercanos como Tàrrega (1348) o Lleida (1391).
Empezaba así una nueva época de uniformidad cultural y religiosa que permaneció inalterada hasta finales del siglo XX.
(Fuente: Museo Comarcal de la Noguera)
AL-ANDALUZ Y EL CONDADO DE URGEL
En 711 un ejército árabe enviado por el gobernador del norte de África cruzó el estrato de Gibraltar e inició la conquista de Hispania, una conquista que fue rápida y donde los pactos y las capitulaciones fueron la tónica general.
La población indígena de nuestras tierras debía estar agrupada en poblados similares al de Palous, en Camarasa, o al del Bovalar, en Serós, con una economía fundamentada en la agricultura y, especialmente, en la ganadería.
MADINA BALAGHÍ
El núcleo originario de madina Balaghí fue en el barrio del Pla de Almatà en el siglo VIII, si bien la ciudad creció de forma considerable durante el siglo XI. Cementerios, zonas residenciales, mezquitas, baños, fondas, zonas industriales, zocos... y la explotación de la huerta y de los molinos hidráulicos, harineros o traperos, situados en las acequias o en el río Sió, y del oro del río Segre, ejemplifican en madina Balaghí el ideal de la ciudad islámica.
Actualmente, el yacimiento arqueológico del Pla d'Almatà es el yacimiento de época andalusí más importante de Cataluña y uno de los referentes de la península para esta época.
Con la conquista de Hispania se configuró un nuevo país, al-Andaluz, con capital en Córdoba y dependiendo del califa de Damasco, un complejo mosaico étnico en el que convivieron diversas culturas: las tribus árabes y bereberes que se establecieron en las nuevas tierras conquistadas; los hispano-romanos y visigodos que se mantuvieron fieles al cristianismo, conocidos como mozárabes ; los judíos; y los conversos en el Islam, los muladís . Y es que la llegada de estas gentes supuso también la llegada de una nueva religión, el Islam, que comportaba una nueva forma de adoración, una nueva forma de vivir y una nueva mentalidad.
Los recién llegados, expertos agricultores, mejoraron el sistema de riegos y pusieron en explotación grandes zonas en las que introdujeron importantes innovaciones en el campo de la irrigación. Introdujeron nuevos cultivos de cereales, frutales y verduras. Pero, sobre todo, el concepto musulmán de comunidad favoreció a una civilización marcadamente urbana, factor que se tradujo en una notable actividad mercantil. En los zocos de las ciudades andalusíes se podían encontrar productos hasta entonces desconocidos como el marfil, el mercurio, el incienso, el alcanfor, el sándalo, la mirra, el clavo, la pimienta... ya las madinas llegaron las últimas innovaciones y técnicas como el papel, el libro, la cerámica vidriada, la brújula, la pólvora, la seda, el algodón...
HISN BALAGHÍ - EL CASTILLO FORMOSO
Conocemos la fecha y el motivo de la fundación del castillo de Balaguer gracias a una fuente árabe que explica cómo, en el año 284 del Hégira (897), el señor de la Frontera Superior Lubb b. Ahmad al Qasi atacó el castillo de Aura en la demarcación de Barcelona y después de haber matado al conde que vivía, Anqadid ibn al-Mundir (Guifré el Pilós), comenzó la construcción del hisn Balaghí en los distritos de la lejana Lleida . La construcción del castillo responde, por tanto, a una intención de fortificar la frontera ya ser un lugar puramente defensivo y estratégico.
Esta fortificación defensiva, a mediados del siglo XI, en época de las taifas, se convirtió en residencia señorial. La suda - el palacio - se convirtió en la manifestación de la autoridad y en torno a ella se originó un centro dedicado a la literatura, la música y las artes decorativas. Un taller vinculado a la corte de Córdoba ejecutó el encargo de decorar el palacio con paneles de yeso de un delicadeza exquisita: elementos vegetales, zoomorfas y epigráficos se entrelazan en un entramado de arcuaciones polilobuladas que conservan restos de la pintura original hecha a base de azul de lapislázuli de Afganistán y rojo de cinabrio, entre otros.
Después de la conquista feudal de la ciudad en 1105, el palacio pasó a ser propiedad de los condes de Urgell que reorganizaron y repoblaron el territorio. El matrimonio entre Teresa de Entença y el infante Alfonso -el futuro rey Alfonso el Benigno- en 1314 supuso la entrada del casal de Barcelona al frente del condado de Urgell y la elección del castillo como residencia permanente de los condes. Los condes aprovecharon la estructura básica del palacio andalusí y lo reformaron y adaptaron a las nuevas exigencias de la corte condal. Algunas de las reformas más importantes se produjeron durante el siglo XIV, como la proyección de los jardines decorados con canales de agua hechos con alicatados y azulejos azules de Manises-Paterna.
La revuelta del último conde de Urgell, Jaime II el Desdichado, contra el rey Fernando de Antequera supuso la destrucción total del castillo y el fin del condado en 1413.
LA CIUDAD DE BALAGUER
La conquista de la madina Balaghí por parte del conde de Urgell en 1105 fue violenta y supuso la ruina y la emigración de la población andalusí, y las diferentes revueltas nobiliarias en las que estuvo involucrado el condado de Urgell durante el siglo XIII tampoco debían ayudar demasiado a la consolidación social y urbana. La ciudad no se recuperó hasta inicios del siglo XIV, con la entrada del casal de Barcelona en el frente del condado de Urgell, cuando se llevó a cabo un gran impulso en la construcción de obras públicas como la iglesia de santa María, el puente y el portal de san Miguel, el monasterio de san Domingo... que embellecieron la ciudad y que han dibujado la fisonomía que ha llegado hasta nuestros días.
El Espacio de los judíos
La presencia de judíos en Balaguer la conocemos desde finales del siglo XI, cuando fueron repartidas entre los conquistadores de la ciudad las posesiones de Juceff Caballero. Con la repoblación feudal los judíos se establecieron de nuevo en la ciudad donde vivieron en paz hasta el siglo XIV, cuando se les obligó a trasladarse a un nuevo barrio apartado: la judería. Isaac Dioslosalv, Salom Abraham, Phaïm de Fochalquier, Vidal Solomón o Juceff Sanoga fueron miembros destacados de la aljama judía balaguerina de ese momento. Posiblemente la protección de los condes de Urgell, residentes en la ciudad, evitó los asaltos a las juderías que tuvieron lugar en otros lugares cercanos como Tàrrega (1348) o Lleida (1391).
Empezaba así una nueva época de uniformidad cultural y religiosa que permaneció inalterada hasta finales del siglo XX.
(fuente: Museo de la Noguera)