Mucho han estudiado los especialistas el mundo del duelo. Atrás queda ese mapa de las cinco fases del duelo de Kubler-Ross, a pesar de ser la base de muchos estudios teóricos. Lo cierto es que las necesidades surgidas a partir del dolor y la muerte han puesto de manifiesto que éste es un proceso eminentemente individual. El proceso dependerá de cada persona, pero también de las circunstancias de la muerte, la pérdida de la relación, la afectación de la red familiar y social, así como el impacto que la pérdida pueda tener en el funcionamiento de la vida diaria, de la cotidianidad. Y, es que, el duelo es un proceso complejo que cada individuo vive de una forma muy diferente.
Cuando alguien muere nace, de forma inconsciente, la necesidad de despedirnos de él o ella, o inmediatamente o al cabo de un tiempo. Numerosos estudios han demostrado que materializar este adiós a través de una ceremonia o ritual facilita el proceso de duelo y ayuda notablemente a la aceptación de la pérdida, sea reciente o haga ya tiempo que ha sucedido.
La situación de pandemia global ha detenido la celebración de las ceremonias de despedida. Conocidos, familiares, amistades o queridos han muerto y no hemos podido despedir de ellos como habríamos querido. ¿Cuántos de nosotros sentimos en nuestro interior un peso que nos recuerda que queda pendiente un homenaje al ser querido que ya no está?
La ceremonia, el punto de partida
Despedirnos de quien ha muerto es una necesidad antropológica. Es un requerimiento instintivo humano. Participar en un acto de homenaje a un difunto o difunta será el punto de partida para empezar a sanar, a reconciliarnos, a aceptar. Este tipo de eventos deben celebrarse siempre de acuerdo con las creencias o filosofía de la persona que acaba de perder la vida. El ritual funerario no es algo exclusivo de las comunidades religiosas o las personas que profesan un tipo de fe concreta. La despedida es un primer paso hacia la aceptación final para todos, hacia la calma.
En Agradecimientos apostamos con firmeza por los homenajes de vida, las ceremonias totalmente personalizadas : desde celebraciones religiosas hasta eventos civiles. Con la colaboración de las personas más cercanas al difunto, construiremos un acto que, por un lado, servirá para recordar con cariño los capítulos de su vida y, por otro, será de utilidad para todas aquellas personas que se encontrarán y se abrazarán con el sentimiento común de decir adiós o hasta pronto al protagonista del evento.
Hacemos ahora las despedidas pendientes
Las restricciones sanitarias de los dos últimos años han dificultado la celebración de este tipo de encuentros. Consecuentemente, muchas familias y muchos colectivos tienen, todavía ahora, pendiente cerrar este capítulo, reunirse, unirse en el luto y celebrar la vida de quien ya no nos acompaña en el camino. Y, para ello, siempre es un buen momento.
Siempre es buena hora para reunir a amistades, familiares y otros conocidos de alguien que nos ha dejado en este tiempo y celebrar un homenaje de su vida. Es probable que esta persona haya fallecido en estas últimas semanas, meses o, incluso, hace ya un año, o más. Y, sin embargo, es probable que todavía sienta algo por dentro que le recuerda que hay una despedida pendiente .
Siempre podemos empezar a cicatrizar una herida causada por la ausencia de alguien que amamos y amamos. Él o ella lo merece, como también lo merecen las personas que le amaban y la quieren. En este sentido, desde Agradecimientos siempre trabajamos para acompañar a las personas en todo el proceso.
¿Por qué nos ayuda hacer una despedida postergada?
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En los últimos meses hemos vivido un período marcado por el aislamiento social. Esto puede haber derivado en una sensación de irrealidad o distanciamiento de la realidad y una ceremonia nos ayudará a integrar y asumir lo ocurrido.
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Nos ayudará a conectar con las sensaciones y sentimientos que estamos explorando y nos facilitará el tráfico a través del duelo.
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Nos supondrá un acercamiento hacia la persona que ha muerto y hacia los sentimientos compartidos con ésta. Podremos verbalizar todas aquellas palabras que o queremos compartir o sentimos que nos quedaron pendientes con el difunto o difunta.
Ahora que la situación lo permite, es un momento indicado para materializar ese adiós que quedó pendiente. Ahora es posible reunir a todos sus seres queridos y apreciados en un espacio tanto interior como exterior y recordar, juntos todos los episodios vividos con él o ella. El equipo de Agradecimientos nos ponemos junto a quien lo requiere para preparar una velada de homenaje a la altura de cada persona, como se merece.
Como sea, siempre es un buen momento para hacer un homenaje de Vida a nuestra persona amada, recordarla junto a aquellos que la amaban y sentirnos acompañados.
En Agradecimientos, nos comprometemos a acompañarle en el proceso de duelo.